De
ahora en más y siguiendo esta ruta
hacia el norte, atravesaremos otros dos
centros termales: Daymán y Arapey,
que junto con las Termas de Almirón
y las de San Nicanor (las más nuevas
en el tiempo), conforman la principal oferta
turística del Litoral del país.
Consideradas como complejos turísticos,
las termas se asemejan unas a otras. Todas
tienen piletas de aguas termales, todas
ofrecen más de una opción
de estadía y todas cuentan con una
variada oferta de servicio gastronómico,
casas donde poder adquirir pequeñas
artesanías locales y áreas
para camping. En este caso la opción
es vuestra. Quienes deseen almorzar, cenar,
tomar un baño o incluso alojarse,
optarán por alguna de las ofertas
similares en infraestructura y servicios.
Como punto de potencial interés ecoturístico
las incluimos a todas.
Así,
desde el punto de vista hidrogeológico,
las aguas termales deben su origen a las
características de los suelos del
sector geomorfológico en el que están
ubicadas: la cuesta basáltica.
Surgidas
generalmente en la cercanía de un
cauce fluvial (las de Guaviyú sobre
el arroyo homónimo, las del Daymán
y el Arapey sobre dos importantes ríos
tributarios del Uruguay), constituyen surgentes,
en su origen natural, que han demostrado
su valor para la aplicación en la
crenoterapia. Su hallazgo, no obstante,
se realizó de forma casual. El acuífero
que alimenta a los pozos de Guaviyú,
Daymán y Arapey es uno de los mayores
del mundo (acuífero Tacuarembó
en Uruguay y Botucatú en Brasil),
cubriendo más de un millón
de kilómetros cuadrados. El acuífero
que alimenta a Almirón se denomina
Yaguarí. En el año 1940, el
Instituto Geológico del Uruguay estaba
llevando adelante, una serie de investigaciones
del subsuelo de nuestro país, con
miras a encontrar la posible existencia
de petróleo. Así fue que,
durante una de las perforaciones que atravesó
la capa basáltica, surgió
la primer surgente de aguas termales: Arapey.
A
partir de allí se comienza a estudiar
seriamente el fenómeno, constatándose
la potencial riqueza hidrogeológica
de este sector del país.
Luego
vendrían las inversiones en infraestructura
turística, que en modo alguno invalidan
aquel fascinante y ancestral secreto que
la Tierra, siempre generosa, nos tenía
reservado.
Aguas
termales: origen y conformación
¿Cómo
llegan esas aguas a la superficie?. ¿Dónde
tienen su origen?. ¿Qué proceso
atraviesan?. ¿Por qué surgen
aquí y no en otra parte?. Estas interrogantes,
así planteadas, han dado lugar a
profundas y responsables investigaciones
científicas. La Cuesta Basáltica,
que geomorfológicamente define a
la región, continúa siendo
la respuesta. El constante dinamismo de
los fenómenos geológicos que
en ella interactúan explica de algún
modo el resto.
En
términos un tanto simplistas y atendiendo
a poder comprender en sus aspectos basálticos
el origen natural de este agua, el proceso
sería el siguiente.
Las
aguas de lluvia, facilitadas por la penetrabilidad
del suelo arenoso, se introducen rápidamente
y siguen su curso por debajo de la tierra.
Así, continúan por las areniscas
de los departamentos del litoral norte y
allí se depositan con gran presión,
al no encontrar salida por la enorme capa
de basalto acumulada en el lugar. Las aguas
subterráneas se dirigen hacia el
río Uruguay, por la misma pendiente
del terreno, pero como el lecho del río
es basáltico, no les permite pasar,
motivando así que las aguas comiencen
a ejercer presión.
La
temperatura, que también se explica
desde la dinámica de los fenómenos
geológicos, tiene su origen en el
grado geotérmico, determinado por
la profundidad en el interior de la Tierra,
donde se ha comprobado que cada 100 mts.
la temperatura aumenta 3º C.
Desde el punto de vista fisicoquímico,
la presencia de hierro, calcio, yodo, magnesio
y flúor enriquecen terapéuticamente
esta agua (de radioactividad evidente y
permanente) que han sido clasificadas como
negativas en arsénico y pobres en
sulfatos y nitratos.
Análisis parciales realizados en
el Arapey y el Daymán anotan para
el primero un caudal de 860.000 litros por
hora en sus dos napas (a 725 y 1.300 metros
de profundidad) y para el segundo uno de
310.000 litros por hora en su napa a 2.000
metros de profundidad). Mientras que las
aguas del Arapey surgen a 41º C, las
del Daymán superan en algunos grados
dicha temperatura, alcanzando los 46º
C. En cuanto a la radioactividad, el Arapey
en su napa superior alcanza las 0,32 unidades
maches por litro; mientras que a nivel de
napa inferior, ambos cauces tienen 0,82
unidades maches tomadas por litro.
Desde
Guaviyú fácilmente accederemos
a los complejos termales del Daymán
y del Arapey.